martes, 14 de octubre de 2008

La Primavera - Editorial de Rafael Torres




La Primavera…

Nunca he podido llegar a un convencimiento total acerca de que estación del año me gusta más, creo que cada una tiene su sello y encanto propio; tampoco he logrado definirme por una de las dos más famosas composiciones musicales dedicadas a la primavera, la de Vivaldi me parece una delicia, suave y dulce, en cambio la de Astor Piazzola es fielmente porteña y de una gran fuerza, característica propia del compositor argentino, por lo demás ambas me gustan mucho y trato de oírlas a menudo, así de cierta manera vivo la estación en comento; pero lo que quiero compartir con ustedes hoy, es la inequívoca señal que está llegando la primavera a nuestra ciudad y como se reconoce y se vive está estación en los habitantes y la ciudad.

Los días pasados recorría la calle Errázuriz en Playa Ancha y mientras observaba algunas de las viejas mansiones que aún existen en ese hermoso y tradicional barrio de la “República Independiente”, que ha sido golpeado con la construcción de un inmenso edificio, que de seguro dejó a muchos vecinos sin vista al mar, sentía el viento golpear fuerte sobre las centenarias palmeras que hay en el lugar, y a lo lejos se divisaba un volantín revolotear en el cielo, que de seguro era “encumbrado” por algún niño, llegó la primavera fue lo primero que pensé al contemplar la escena; otra clara señal fue ver que la enredadera de la flor de la pluma de la Casa Mirador de Lukas esta florecida completamente, inundado el paseo Gervasoni de su perfume y color, refrescando a esa y otras añosas residencias del barrio, llegó la primavera pensé; en la plaza Aníbal Pinto, se sentía al Organillero, don Claudio Cortés, uno de los más antiguos músicos del cajón, y junto a él un vendedor ofrecía remolinos y banderas patrias, como un anticipo de las fiestas diciocheras, llegó la primavera; toda la gente esta “alivianando” sus vestimentas y llenándolas de color, especialmente las mujeres, que sienten la liberación de las gruesas y a veces incómodas ropas invernales, llegó la primavera; los días se sienten más largos, hay más luz, el mar brilla más intensamente, está llegando la primavera, es un sensación especial, que se hace aún más patente al pasear por la pérgola de las flores y verla llena de colorido y surtido de flores.

Creo que somos tan afortunados los porteños, tanto residentes como visitantes, por que vivir la primavera en Valparaíso es una experiencia inolvidable, es una transformación no solo climática, es también espiritual, sí, porque cuando llega la primavera al puerto, abrimos las casas para dejar entrar aire fresco, abrimos los jardines para contemplar las flores, abrimos el alma, sentimos distinto, nos despercudimos del frío y de la lluvia, y un poco también de las penas y tristezas dejadas por el largo invierno. En verdad no sé que estación del año me gusta más, pero de lo que si estoy seguro, es que la primavera me gusta mucho y más me gusta poder vivirla en esta maravillosa ciudad.


Rafael Torres A.
Gestor Cultural

1 comentario:

Priscila Oses dijo...

He experimentado lo que tú mencionas en más de una vez, la belleza de los colres que emergen en primavera es deliciosa...si hasta el cielo se llena de colores, volantines...veleritos en el mar...pero también concuerdo, que en Valparaíso el otoño, el invierno y verano son estaciones que se experiencian de una manera bastante particular...porque cómo olvidar esos ricos navegados en esas tristes tardes tristes...el chocolate caliente...y uno que otro acogedor sofá de alguna casa perdida...en algún cerro.
En fin, ahora le corresponde a la prmavera, en buena hora, ya era necesario tirar esas gruesas lanas y dejar un poco de cuerpo al viento.