miércoles, 5 de marzo de 2014

Soy profesora


Para los que no me conocen: soy profesora.

Estudiar mi carrera fue mi primera opción (y antes de los ofertones de becas). Me saqué sietes en la universidad, incluso, terminé ramos con esa nota. También fui ayudante y trabajé incluso antes de titularme, haciendo reemplazos. Varias veces en mi carrera, he sido evaluada como "la mejor profesora de..." en varios de mis trabajos. Me gusta trabajar en colegios y lo considero, socialmente, muy importante. Aclaro esto porque no estoy hablando desde el resentimiento, sino que desde un profundo profesionalismo.

Hoy, con asombro, he visto que Evelyn Matthei hace clases de Matemáticas en un colegio, sin ser profesora.

Y me pregunto:

¿Qué pasa con los saberes esenciales de una profesión que se relacionan con procesos críticos de ésta? ¿Qué seguridad tenemos de que este personaje público sepa construir evaluaciones? ¿O evaluar diferenciadamente? ¿Qué conocimientos tiene ella de psicología del adolescente o de problemas del aprendizaje? ¿Conoce los instrumentos con los cuales se evalúa la calidad de la educación? ¿Sabe preparar a los estudiantes para esas mediciones estandarizadas? ¿Qué sabe de cognición, procesos de aprendizaje y didáctica? Por supuesto que a estas preguntas, muchas más se podrían agregar y no sólo en relación con esta ex candidata presidencial.

Creo que hay un profundo desconocimiento público de lo que hace el llamado "buen profesor", si se piensa que cualquier otro profesional lo puede hacer sin tener, al menos, una licenciatura en educación. Cualquiera que haya leído un mínimo de educación sabe que la noción de "especialista", entendido como el principal requisito para practicar la docencia, está obsoleta.

Sé que la ley permite esta situación. Así que quisiera extender una invitación pública para que el legislador me permita, con una simple prueba, habilitarme como abogada, ingeniero comercial, periodista o trabajadora social, todas ellas carreras profesionales como la mía.