viernes, 10 de enero de 2014

Un acierto y una desilusión, a un paso de distancia



Unos años atrás, por mera casualidad, vi el primer episodio de Elfen Lied. Me pareció, en ese momento, una serie extraordinaria y me prometí a mí misma verla completa con el tiempo.

Hoy, estoy en el capítulo 11 (de 13) y siento que yo misma me disparé en el pie. No es que quiera terminar de verla, pero lo ansío, para poder hacer pedazos la serie con final incluido.

¿Cómo es posible que en una serie tan corta, el espectador sienta que hay capítulos de relleno? La trama nunca acaba de urdirse bien y los personajes se presentan caricaturescos, es decir, planos, lo que va absolutamente en contra de la buena animación (darle alma al dibujo).

En el mundo de Elfen Lied, los adultos son violentos, abandonan a sus pequeños hijos o derechamente abusan sexualmente de ellos. Los jóvenes están solos y desamparados en su búsqueda de un amor inocente y, la mayor parte de las veces, torcido. Creo que estoy a punto de hacer una campaña para enviar al creador de esta trama a terapia. Urgente: hágase ver, solucione sus temas pendientes.

Mención aparte, el opening. Leí recién una crítica que lo mencionaba como una de sus mejores cosas. Discrepo absolutamente con ello: ¿qué diablos tiene que ver Gustav Klimt con una serie mediocre con tintes románticos y gore? ¿No es acaso snob y pretencioso a niveles increíbles que el tema principal esté en latín? Además, su estética no tiene relación alguna con lo que se ve en la serie. Como dicen los gringos: BULLSHIT.