domingo, 8 de enero de 2012

Sesgos, puntos ciegos y pensamiento mágico, everywhere I go.





Abro el diario y aparece un estudio que relaciona la variable “estudios de la madre” con el desempeño de los estudiantes que rindieron recientemente la PSU. Tan sesgado que los “investigadores” ni se cuestionaron que la misma variable, en estudios anglosajones sea “parents degrees” (“estudios de los padres”). Siguiendo con la tradición chilena, es la madre la que tiene ingerencia en los estudios de los hijos. Al padre no le corresponde, es invisible.

Veo en internet la noticia de una pareja que fue filmada teniendo sexo en la vía pública en la mañana de Año Nuevo. Los comentarios de algunos de los lectores apuntan a que la joven de la pareja es una “maraca”, “deja mal a todas las mujeres” y otra serie de epítetos que la descalifican. Nadie repara en el hombre que conforma al exhibicionista dúo amatorio. La mayoría de quienes emplean los epítetos en contra de la muchacha, son mujeres. Punto ciego: no ven que perpetúan el machismo que tanto critican.

Leemos el diario en conjunto. Nos reímos de un decálogo de recomendaciones de Junji, respecto de cómo estimular a los hijos e hijas durante las vacaciones. El lenguaje falocéntrico está tan instituido que dos de las lectoras comentan que es tan exagerado escribir “hijos e hijas”, “niños y niñas”. Nuevo punto ciego: invisibilizar a las mujeres por economía lingüística.

Pensamiento mágico: en el campo les pegan a los árboles porque no dan frutos, llamándoles la atención; no se debe plantar en año bisiesto, puesto que los árboles no producen; la menopausia con molestias en las mujeres se debe a que se lavaban el pelo o se bañaban durante sus menstruaciones de juventud; las aves bellas no se muestran porque pueden ser ojeadas.

Sesgos, puntos ciegos y pensamiento mágico, everywhere I go.