jueves, 31 de julio de 2008

Sin aire ni luz ni tiempo ni espacio



LLueve mucho sobre Conce. Lo hizo durante todo el día de ayer. Me deprime. Me recuerda lo sola que vivo después de las horas de trabajo.
Hay días así, me imagino, para todos. Días en los que la pega parece más aburrida que nunca y el tedio, una extensión inmensa, un continuum oscilante. En días así, lo que existe por sobre las grises circunstancias es escribir. De eso se trata esta vez.
Es algo que le ocurre a muchos escritores. En palabras de Capote: "... un día, empecé a escribir, sin saber que me había encadenado de por vida, a un amo noble pero despiadado" (Prólogo de Música para Camaleones). También esta idea se deja leer en "Aire y Luz y Tiempo y Espacio" de Charles Bukowski:

(...)
"vas a crear aunque te falte parte de tu mente y de
tu cuerpo.
vas a crear ciego
mutilado
loco.
vas a crear con un gato trepando por tu
espalda mientras
la ciudad entera tiembla, con terremotos, bombardeos,
inundaciones y fuego.
nene, aire y luz y tiempo y espacio
no tienen nada que ver con esto"
(...)

Para mí, es tan simple como que tengo sed de escritura cuando me siento desorientada y también situada. Tan verdadero como que escribo llorando, cuando la vida me duele. Y también escribo -ojalá con lápiz rosa- cuando me siento feliz.
Escribir es el amo al que siempre vuelvo y lo que hago en medio de enfermedades y catástrofes. Escribir es mi liberación. Mi libertad.

lunes, 28 de julio de 2008

I wish I could be happy





Sábado, 12:20 pm.

Ayer fui a una tocata. Dicen que Conce es la ciudad del rock en Chile (la prolifidad de bandas y la calidad de algunas de ellas, parecen corroborarlo) y no me puedo ir de esta ciudad sin tener la experiencia, pensé más de alguna vez.
Alcancé a ver a Marea Roja y KS perro, antes de que me ganara el cansancio y me viniera a dormir a mi casa (OK, sí sé que suena mamón, pero me entenderán los que se levantan a trabajar todos los días antes de las 7 de la mañana, como los que tienen hijos y nunca más vuelven a dormir tranquilos y viven cansados). KS perro me gustó harto, tenía una buena propuesta visual, sonaba bien, era power, entusiasmó a la gente. Pero había tanto borracho, estaba tan lleno el local y yo me siento tan extraviada en el mundo, que me fui.

Me tinca que por ahí va la cosa, que de eso se trata esta columna, de esta sensación de estar un poco perdida, de estar un poco a la deriva. Me imagino que les pasa a todos los que terminan una relación amorosa importante o que pasan por un periodo de crisis. Pero eso no quita que vivir –en momentos así– se transforme en un ejercicio tremendamente incómodo, en el que, a veces, hasta dormir se vuelve un poco tortuoso, porque no dejas de soñar con lo que fue y que ya no es, o, como también me ha ocurrido y a muchos de mis amigos también, sencillamente, ni dormir puedes. En este sentido, hasta los espacios de diversión –como la tocata a la que asistí– se pueden volver territorio de extrañamiento. Adiós el goce.

Qué raro es el mundo. Y trato de ser positiva e imaginarme algún momento, algún lugar en el que volveré a sentirme cómoda e integrada. Y pienso en ese poema de Sergio Parra:

“... como aquel día
que pude sentir el olor
de las presas de carne cocinándose
acompañadas de papas zapallos y arroz
esas pocas veces que miré al interior
de una olla
envidiaba como todos esos trozos
que alguna vez pertenecieron a algo
estaban reunidos para siempre ...”.