miércoles, 15 de octubre de 2008

De qué pasaría con los muchachos de Big Bang Theory en Chile



Gracias a Evelyn Gricel, descubrí The Big Bang Theory. No empecé en el orden que Sheldon me exigiría, por cierto, puesto que partí viendo dos episodios de la segunda temporada y, luego, dando un salto cuántico a la primera. Pero eso basta para que mi mente de humanidades, es decir, sin ecuaciones de por medio, esté elaborando algunas ideas. Claro, no con la exactitud del pizarrón de un Ph.D. en Física.

Indudablemente, la serie se sostiene más en la asombrosa presencia de Sheldon, que en la ambición de Leonard por tener una relación amorosa con Penny, o la graciosa comparsa de Raj y Wolowitz. Es Sheldon quien logra los momentos álgidos de hilaridad con su evidente carencia de pragmática comunicacional, lo que se traduce, en términos simples, en no tener absoluto tino sobre cómo y cuándo decir lo que piensa. Tampoco puede adecuar su discurso, dependiendo del receptor que tiene enfrente (él cree que se explica frente a Penny, pero dista mucho de ello). Está tan absolutamente centrado en sí mismo que hay una gran cantidad de momentos en los que se encuentra descontextualizado y, a la vez, completamente convencido de estar diciendo algo que corresponde con la categoría “verdadero” (y, si se acepta esa categoría, efectivamente, está sosteniendo algo verdadero), pero que es inadecuado, políticamente incorrecto (sobran ejemplos, pero me gustó especialmente cuando no pudo contenerse y decirle a su jefe que era un idiota y también cuando le reveló un proyecto secreto del gobierno a Penny, solamente porque no sabe guardar secretos, jajajaja).

Más aún. Mi cabeza piensa qué pasaría con estos cuatro doctores en Física en el contexto chilensis. Y se me ocurren varias cosas. De primera, un doctor en Física, en Chile, siempre tiene alumnas. Sean éstas de pregrado o postgrado, siempre están las que se dejan seducir por una mente brillante y que no les importa una personalidad excéntrica –por decir algo-, como la de Sheldon. Hay varias que se le tirarían encima sin que siquiera pudiese darse cuenta de lo que está ocurriendo. Para cuando pudiera racionalizar al respecto, ya sería tarde. Leonard conseguiría no sólo una chica como Penny, sino que varias: clever boy, empático, buen amigo, vecino y paciente como es, tendría problemas para sacarse de encima a las necesitadas de afecto y/o que buscan marido con algún status académico. Raj, que no puede hablar frente a las mujeres, tendría su facebook con las mejores fotos de su exótico color de piel y chatearía para conseguir citas y promiscuidad infinita…

Sin embargo, lo que no logro visualizar es a Wolowitz con suerte. Me lo imagino jugando rol, cartas o en tarreos con algunos ñoños que conozco (que nadie se ofenda, por favor, he jugado rol, cartas y tarreado también), pero no creo que le fuera bien con las minas. Parece que Wolowitz está condenado al fracaso con las mujeres tanto en Chile como en los States, a pesar de ser el más entusiasta. Pensándolo bien, quizás se trata solo de un tema de contextos. Probablemente en Suecia o Los Países Bajos su fortuna podría cambiar. Total, y como reza el cliché, a nadie le falta Dios, jejeje.

No hay comentarios: