miércoles, 17 de diciembre de 2008

Las Cosas que extrañaré terriblemente de Conce...




• La vista desde el estar de mi departamento, desde la que el cielo del sur se ve en su más inmensa y antojadiza extensión… pero siempre con nitidez, siempre un cielo tan magno.
• Los buenos días que le digo a toda la gente con la que me voy en el bus y las conversas con Mario.
• Los almuerzos ricos de enap.
• Andar a pie descalzo porque el departamento en el que vivo es alfombrado.
• Dormir en el colchón de dos plazas.
• Tomar té y comer panes ricos con Evelyn.
• Hacer carretes en mi depa con Boris, Félix, Esteban, Felipe, Consuelo y todos los que algunas vez llegaron.
• Las visitas a la casa de la Jessica y Álvaro, conversar con el Benja.
• Las lecturas de poesía de organizadas por Omar Lara o el Centro Cultural Trilce.
• Los abrazos de mi amigo Álvaro cuando estoy frustrada por la pega.
• Decir a cada rato “el compromiso es hoy” y otras frases burlonas producto de la pega, y de las que el Sr. Chavarría se ríe mucho.
• Las películas maravillosas que dan en la Alianza Francesa, la buena conversación de Roberto, Pablo y todos los franceses participantes (sorry, pero no me acuerdo cómo se llama el otro joven que siempre está y que es muy entretenido para conversar, pero gracias a él por extenderme la invitación a comer después de la última película de Bertrand Blier, me hubiera encantado ir).
• Tener Internet gratis desde la ventana de mi departamento porque vivo en el centro.
• Saludar a los conserjes todos los días.
• Tener ópera cerca de la casa por lo menos dos veces al año y poder conversarlo con la María Victoria.
• Las visitas a la laguna de patos y cisnes de la U de C.
• Los domingos en la iglesia, con Ruth, Eduardo, Patrick, Yerko, Rosmarie y tantos más.
• Las salidas chistosas a Pedro de Valdivia (con Dolores, César, Jaime y todos los demás con quienes alguna vez fui).
• El departamento ordenado como por arte de magia por mi nana maravillosa que es evangélica de tomo y lomo.
• La peluquería que está al lado del edificio.
• Las citas estupendas que tuve con Marianne Dahnier y Luis González, lo mucho que me ayudaron.
• La amistad y consejos que los caballeros de Enap me ofrecieron (como don José, el tío Delfín, don Ivo, don Heriberto, el Sr. Carlos Tippmann, don Luis Gaona, don Napo, don Ismael, don Rola y tantos otros –perdón, no los alcanzo a nombrar a todos).
• Los retos de la Mónica Arrau porque me río muy fuerte en la biblioteca o porque llego sin maquillaje y/o chascona en la mañana al trabajo.
• Haber conocido personas de buenos sentimientos y de las que aprendí mucho (Dolores, Anita y Rodrigos, Álvaro, Hugo, Mauricio, Lena).
• Los almuerzos con Ana Amada y Víctor Rosales.
• Las bromas de los muchachos de Analizadores.
• Lo bien que lo pasé en las reuniones de TI y de Abastecimiento (grande profesor y la maestra, de las personas más simpáticas que he conocido en mi vida).
• Lo serios que fueron Juan Carlos Guevara, Teófenes Sovino, Germán Spoerer, Guillermo Viñas, Vivi León, Vero Sánchez, Marcelo Molina, Nelson Espinoza, Julio Sarmiento, Darío Catalán y Pedro Flores –entre otros– cuando nos tocó trabajar juntos.
• Fumar un puchito con Rodrigo, conversar cosas polémicas y divertidas.
• La infinita gentileza de Geraldine Villa y la Tamarita.

2 comentarios:

Patrick dijo...

son bonitas las cosas que uno tiene.
Me da gusto pensar que las aprovechaste

Pamela Catalán Segovia dijo...

Así es Patrick. Es tan bueno agradecer. Hace bien para el alma. Y, por cierto, fue un gusto conocerte y poder compartir contigo, con tu entusiasmo.
Espero que la vida nos junte de nuevo. Aunque me tinca que va a ser así, dado que los luteranos en Chile no somos tantos y terminamos encontrándonos siempre. Un abrazo.